Seguro que en mas de una ocasión pensaste en el bien que te haría detener tu ruido interior y regresar a la realidad con energías renovadas…
Aparta la prisa, reduce el stress y regálate una experiencia que te hará recuperar la mirada serena y la convicción de que gestionar tu vida puede ser algo mas sencillo; y además, está a tu alcance.
Esta actividad está pensada para realizarse en cuatro modalidades:
A.- Individual (*)
B.- En pareja (incluye Jardín japonés de arena).
C.- En grupo de tres (incluye Jardín japonés de arena).
D.- En grupo de 4, 5 ó 6 personas. (Consúltanos)
Siéntete absolutamente protagonista y regálate un Tengoku Cha.
Duración: Entre 45m. y 70m. (en función del número de participantes).
Sumérgete en un espacio de confort, a través de tres fases:
Unos minutos de relajación guiada a través de los cuales trazamos una línea entre lo que ocurre fuera y lo que pasa en nuestro interior.
Nos sentamos en el suelo (zona baja), y tomamos consciencia de nuestra postura y nuestra respiración, ralentizamos la inhalación, encauzamos la exhalación; y empezamos a apartar los pensamientos recurrentes centrándonos en el aquí y el ahora.
Cambiamos de lugar para sumergirnos en un hermoso y delicado ritual en torno al té.
Nos sentamos en un banco bajo (zona media), que facilita la inmersión en lo que ocurre ante nosotr@s.
Nos sumergimos en la preparación del té, aspiramos, escuchamos los nuevos sonidos, observamos, y saboreamos el té y el dulce que acompaña.
Es un acto de presencia plena y disfrute de la belleza a través del té y de todos los sentidos.
Esta tercera parte la hacemos en silla (zona alta).
Partiendo de lo que te haga sentir más cómod@, aplicamos un masaje, a veces en la cabeza (masaje craneal), otras en la parte superior de la espalda (trapecio y laterales).
Nuestra inspiración proviene de prácticas ancestrales que nos enseñan que el cuidado de la cabeza y las áreas superiores promueve el bienestar físico y la armonía espiritual.
(Clickea para saber más)
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
– (*) En la opción individual puedes cambiar el Masaje por la experiencia de Jardín japonés de arena.
– La opción para dos y para tres personas incluye Masaje y Jardín japonés de arena.
– Para opciones de grupo reducido (4 ó 5 personas), consúltanos.
Uno de los pilares fundamentales de la práctica de la atención plena es la respiración consciente. La respiración es una función vital de nuestro cuerpo que a menudo pasamos por alto. Al prestar atención a nuestra respiración y practicarla de modo consciente, podemos relajar nuestro cuerpo, calmar nuestra mente, y entrar en un estado de mayor calma y sosiego.
La respiración consciente implica tomar consciencia de cada inhalación y cada exhalación, percibiendo cómo el aire entra y sale de nuestro cuerpo. Al dirigir nuestra atención a la respiración, nos anclamos en el presente y nos alejamos de los pensamientos y preocupaciones que nos agobian.
La respiración consciente nos permite encontrar un refugio interno de paz y serenidad en cualquier momento y lugar.
El ritmo acelerado de la época que nos ha tocado vivir a menudo nos lleva a estar atrapados en un constante estado de agitación mental. En medio de las responsabilidades, los compromisos y las distracciones constantes, es fácil perderse en pensamientos sobre el pasado o preocuparse por el futuro. Es aquí donde entra en juego el poder de la atención plena también conocida como: mindfulness.
El mindfulness se refiere a la práctica de prestar total atención al momento presente, sin juzgarlo ni tratar de cambiarlo. Es una forma de ser consciente de nuestro cuerpo y de la repercusión de nuestras experiencias, cultivando una mayor claridad y aceptación. Al practicar la atención plena nos permitimos estar del todo presentes en cada momento, lo que nos ayuda a reducir ansiedad y estrés, impulsándonos a sumergirnos en la belleza de lo pequeño y cotidiano.
La absoluta presencia se conecta con el hecho estar totalmente presentes en el aquí y ahora. Es el arte de enfocar nuestra atención en este preciso momento, liberándonos de distracciones y pensamientos que nos alejan de la vivencia directa. Al estar despiertos y conscientes en cada situación, podemos saborear plenamente la vida y encontrar mayor conexión con nosotros mismos y con los demás.
La escucha activa es otro aspecto clave. Escuchamos a los demás con demasiada frecuencia de manera superficial; pensando en nuestra respuesta o distraídos por nuestros propios pensamientos. La escucha activa implica prestar total atención a la persona que tenemos ante nosotros, aquella que expresa, sin juicios ni interrupciones, centrándonos en lo que nos está contando.
Al escuchar activamente, nos conectamos de manera más profunda con el otro, mostrando empatía y comprensión. Esta práctica fortalece nuestras relaciones, promueve un mayor entendimiento y nos permite construir conexiones más auténticas y significativas.
La presencia plena nos invita a saborear cada momento, desvelar el encanto de lo cotidiano, y apreciar los pequeños rituales que nos conectan con el aquí y el ahora.
El arte del ritual del té, nos enseña a cultivar la atención consciente en cada paso. Desde la preparación hasta el primer sorbo. En cada taza, encontramos una oportunidad para detenernos, tomar consciencia y sumergirnos en una profunda experiencia sensorial. Te proponemos practicar la atención plena conectando con la calma y la gratitud, para estar mas presentes en nuestras vidas.
La apertura es un estado receptivo de mente y corazón, donde permitimos que las experiencias se desarrollen sin aferrarnos o resistirnos a ellas. Al practicar la apertura, nos liberamos de las limitaciones y las expectativas abriéndonos a las infinitas posibilidades que el momento presente ofrece, abrazando la vida tal como es.
Cuando no se puede cambiar lo que hay, aceptarlo permite que encontremos una mayor paz y equilibrio.
La consciencia es el estado de darse cuenta de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales, sin identificarnos, ni dejarnos llevar por ellos. Es la capacidad de observar con claridad y sin juicio nuestras experiencias internas y externas.
Al desarrollar la consciencia, cultivamos una mayor comprensión de nosotros mismos y de cómo interactuamos con el mundo que nos rodea. Esta práctica nos permite responder en lugar de reaccionar impulsivamente, promoviendo mayor tranquilidad y sabiduría en nuestras acciones.
Con todas estas dinámicas: respiración consciente, atención y presencia plena, escucha, apertura y consciencia, avanzamos en el recorrido hacia la meditación, una poderosa herramienta para cultivar el mindfulness, y potenciar nuestro bienestar.
A través de la meditación, me tomo un tiempo para estar conmigo para calmar mi mente observando mis pensamientos y emociones sin aferrarme a ellos. Es un espacio de quietud y silencio donde me conecto con mi esencia más profunda.
Desde ahí, me enfoco en mí, dirigiendo mi atención a algo concreto y presente, como mi respiración, mis sensaciones corporales… o me centro en recitar un mantra. Al entrenar mi mente para estar presente en este preciso momento, con mínimas interrupciones, desarrollo una mayor claridad mental, reduzco el estrés y cultivo una mayor paz interior.
El espacio de silencio y serenidad logrado hace que sigamos nutriendo cuerpo, mente y espíritu.
Son los Karesansui, otra forma de atención plena: https://www.catacata.com/jardines-japoneses/