Cuando nos centramos en la realización de una tarea concreta, nuestra “mente errante”, (red neuronal por defecto), se sitúa en una especie de estado de tranquilidad que nos aporta paz y sosiego.
La red neuronal por defecto
Esta parte de nuestro cerebro es responsable de nuestras divagaciones mentales, preocupaciones y pensamientos dispersos, que a veces resultan abrumadores y agotadores. Sin embargo, el detenernos en la realización de una tarea específica, el poner atención plena en lo que estamos haciendo, permite que esa red se aquiete permitiéndonos encontrar calma y serenidad, lo que contribuye a incrementar el disfrute de la experiencia. Si además esa actividad se centra en preparar un té, algo mágico sucede.
Y es que, entonces, infusionar unas hebras de Camelia sinensis se convierte en un ritual, un momento de atención plena que silencia nuestra “jaula de grillos interior”. Nos sumergimos en el aquí y ahora, dejando a un lado preocupaciones y distracciones, para encontrar un pedacito de paz, a veces tan esquivo en nuestra ajetreada vida cotidiana.
Y además, la teanina
Uno de los componentes clave que hace que el té sea un aliado tan efectivo en la promoción de la salud mental es la teanina, un aminoácido presente en el té, conocido por su capacidad para aumentar la producción de ondas alfa en el cerebro, lo que se traduce en una sensación de relajación y atención al mismo tiempo.
Cuando disfrutamos de una taza de té (los monjes budistas lo incorporaron a sus rituales de meditación hace siglos), experimentamos una sensación de calma y claridad mental. La teanina actúa como un mediador, ayudando a equilibrar las reacciones del sistema nervioso, lo que nos permite concentrarnos de manera más efectiva en nuestras tareas y, al mismo tiempo, mantener a raya el estrés y la ansiedad. Esta dualidad es precisamente lo que hace que el té sea una bebida incomparable para quienes buscan un enfoque mental sostenible y una sensación de bienestar duradero.
Iniciar el día con un té
Cada mañana, el proceso de preparación del té puede llegar a convertirse en un acto de autocuidado, una pausa en la carrera matutina para conectarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno. Desde la elección de la variedad de té, hasta la preparación, cada paso se traduce en un regalo para nuestra salud mental.
Iniciar el día con té es una oportunidad para establecer una intención, un momento para visualizar nuestras metas y aspiraciones mientras disfrutamos de la calma que nos brinda la teanina. Es un recordatorio de que, a pesar de las presiones y demandas de lo cotidiano, podemos encontrar un espacio de serenidad y enfoque en cada sorbo. Es una práctica diaria, sencilla, hermosa y accesible que nos permite nutrir nuestra salud mental, mejorar nuestra concentración y enfrentar el día con una mente despejada y positiva.
En la imagen, Infusión de Té tostado Hojicha y Sencha japonés