La primera vez que escuché el significado de la palabra Sukiya quedé fascinada por la expresión: Morada del refinamiento. Inmediatamente lo primero que pensé fue: “Cómo me gustaría habitar una Sukiya“.
Con el paso del tiempo descubrí que la estética sukiya, entre otras cosas, se refleja en: el equilibrio, en la concepción del espacio, en la ambientación/decoración, en la iluminación -cálida-, en la elección de materiales naturales (como la madera, el papel, la cerámica), en la apreciación de las imperfecciones…
Los espacios sukiya son una invitación a la inmersión en un entorno de calma y belleza donde la experiencia que se lleva a cabo puede ser vivida con plena atención y consciencia.
En muchas ocasiones sorprende el que se trate de un lugar oculto en medio de un bosque de árboles… o uno de asfalto. Son espacios para hacer un paréntesis, desconectar y regresar a la cotidianeidad con energías renovadas; en los que la ubicación exacta se desvela en el último momento, (recordando que en Japón una parte muy importante de la experiencia es llegar y encontrar el lugar). Todo lo cual, nos permite hacerlo todavía más auténtico.
Y es que en la rica red de tradiciones, costumbres, y expresiones artísticas que caracterizan a la sociedad japonesa, el concepto de “Sukiya” desempeña un papel destacado, especialmente en el contexto del té y de la arquitectura tradicional. Sukiya, que se puede traducir como “la estética de la sencillez y la elegancia”, remite a una filosofía que abraza la gracia de lo simple y lo natural.
Sukiya y los rituales
En nuestros rituales y actividades el concepto de sukiya está intrínsecamente ligado a la experiencia. Desde la disposición del espacio, la iluminación, las plantas, la selección de los utensilios… hasta la interacción entre los invitados; todo se realiza con meticulosidad y cuidado, atendiendo el detalle y la sencillez.
Con el paso del tiempo voy aprendiendo a quitar más que poner, a buscar el equilibrio, a desvelar la belleza de lo oculto, de lo pequeño, de lo imperfecto… algo muy propio del estilo wabi japonés; absolutamente presente en el Chado o Camino del té: el Wabi Cha propio del CHANOYU y que tiene lugar en nuestro Chashitsu. En paralelo, la Sukiya alberga un espacio que con las adecuadas adaptaciones ambientales resulta un escenario perfecto para otros rituales orientales fuentes de paz y armonía como: el GONG FU CHA, y nuestro pequeño paraíso del té: TENGOKU CHA.
Abrazar de este modo la elegancia, nos impulsa a apreciar el encanto de lo cotidiano y a encontrar la armonía en nuestro entorno y en nuestras interacciones con los demás.