El té que tomamos en la Ceremonia japonesa es mucho más que una bebida, propicia un espacio para encontrarte contigo mismo y prepararte para socializar con el otro de la mejor manera. Habilita un lugar de reencuentro contigo, de relajación y terapia anti stress. Te acerca al otro desde la presencia, con el silencio de las palabras y sutilmente con su evidencia desde la verbalización, y te hace pasar de la delicadeza del dulce a la exquisitez de la intensidad de la bebida.
Cuando participamos en una ceremonia compartiendo un té, vivimos una práctica de meditación activa en la que están presentes los ideales que la inspiran: WA, KEI, SEI, JAKU.
WA: Armonía
Armonía entre el anfitrión y los invitados, entre el dulce y el té, entre el té y el recipiente (el chawan); armonía con uno mismo, con los demás y con el universo.
KEI: Respeto y reverencia
Respeto entre el anfitrión y los invitados, respeto ante uno mismo y ante los otros, ante lo que compartimos y ante lo que estamos distantes.
SEI: Pureza
La ceremonia nipona empieza y termina con un proceso de purificación, al entrar nos lavamos, se limpian todos los utensilios, y simbólicamente estos gestos y todo lo que ocurre mientras tanto, hace que nosotros mismos nos purifiquemos.
JAKU: Paz
El objetivo de toda ceremonia japonesa del té “Cha no yu”, es alcanzar la calma y la tranquilidad de espíritu, con uno mismo y con los que nos acompañan en el ritual.
Por eso amo el Chado, el “camino del té”.







