En el inmenso mundo del té, existe una categoría que destaca por su belleza y exquisitez: el té floreciente, (Gong Yi Hua Cha, «té de la flor del arte» o «té de la floración», conocido también como: flowering o blooming tea). Originario de China, a veces se adjudica su nacimiento en Yunnan, otras en Fujian. En todo caso, es una invención bastante reciente creada a mediados de la década de 1980.
Estas pequeñas obras de arte conformadas por mujeres de dedos ágiles, -pueden hacer hasta 400 flores por día-. Con giros y vueltas de hojas, hilo y flores, producen bolas compactas de té, de aprox. 2 cm de diámetro, fusionando té verde, hebras de té blanco y una delicada flor en su interior.
La Danza de los Pétalos
Lo que nos encontramos es una obra de arte visual y efímera, y también una experiencia sensorial única. Esta perla de té se abre sutil y lentamente dentro del agua a no mas de 85º. La infusión resultante revela un espectáculo de hebras y pétalos florales danzando delicadamente en la tetera. Más allá de su atractivo estético, el té que obtenemos ofrece un licor suave, delicado y aromático que deleita los sentidos.
Y en el corazón, la flor
Actualmente, la popularidad de esta forma de tomar té ha crecido entre los amantes del té que buscan una experiencia única y una presentación visual diferente. Además de su consumo individual, esta variante encuentre su lugar en eventos especiales, donde su despliegue se convierte en una insospechada obra de arte. Jazmín, lirio, crisantemo, hibisco, clavel o caléndula, son las flores mas habituales en torno a las que se cosen las hebras de té.
Sumérgete en el universo fascinante del té floreciente y descubre cómo una taza de esta infusión puede ser un espectáculo para los sentidos.