Cuando supe del estreno de la película Té negro, sentí muchísima curiosidad. Todo lo que remita al té me la genera; además de atracción, atención, deseo de aprender… Cuando a continuación vi que la película se desarrollaba en torno al té en China, algo rechinó en mi interior, porque el té más popularmente chino NO es el negro. Y entonces aquello me generó nueva intriga. Me parece fascinante el que a veces incluso estando convencidos de algo, nos permitamos darnos la oportunidad de que aquello sea otra cosa diferente, para finalmente darnos cuenta de que estábamos equivocados.
Porque más adelante, sin ver la película, descubrí la metáfora; el personaje principal es una mujer de Costa de Marfil con piel de ébano, y a partir de ahí empieza la locura. Y digo locura porque fundir parte de la cultura y del color africano, con el colorido y la cultura china es pura fantasía en un ejercicio de creatividad increíble.
El poder del té
La película se desarrolla casi todo el tiempo en China, principalmente en la zona de Guangzhou, por cierto, una zona muy conocida por su dedicación al té. Geográficamente da saltos a África, y alguno a Cabo verde. De manera que los idiomas: chino, francés, portugués e inglés se entremezclan en una espiral que no sabes si es sueño o realidad. De hecho al final eres tú y tu imaginación quienes deciden lo que pasa…
Té negro de CARAMELfilms, además de sumergirnos en el fascinante mundo del té, nos invita a reflexionar sobre las conexiones interculturales y los prejuicios que a veces albergamos sin darnos cuenta. La protagonista africana en China simboliza un puente entre dos mundos aparentemente distantes, recordándonos que el té, como tantas otras tradiciones, tiene el poder de unir a las personas más allá de las fronteras geográficas y culturales.
Tomar el tiempo
La forma en que la narrativa juega con los idiomas y los escenarios nos transporta a un viaje sensorial, donde cada taza de té se convierte en una ventana a nuevas experiencias y perspectivas. Es un recordatorio de que, al igual que en la degustación del té, en la vida debemos tomarnos el tiempo para apreciar los matices, las sutilezas y las sorpresas que nos depara cada momento.
Con todo, creo que lo que más me gustó fue cómo el uso de los tiempos remite a todo lo que supone el ritual del té en cuanto a la importancia de prestar atención y presencia a lo que ocurre mientras se desarrolla la Ceremonia.
El Gong fu cha o Ceremonia china el té es un ritual extremadamente hermoso y delicado en el que sin palabras se escenifica muy bien esto último, dando cabida a los tres pasos para disfrutar del té: la atmósfera, el sabor, el efecto, formas de conectar que vivimos entre la respiración de cada preparación.
Hay muchísimas alusiones al mundo del té, pero ya que no podemos ni aspirar, ni saborear el té al que se alude, creo que la más significativa sería cómo el ritual del té por su propia magia llega a trasladarnos a otro lugar pleno de paz y abandono. Por eso cómo casi al principio dice uno de los protagonistas hacer té necesita tiempo y hacer té es todo un mundo.