Una de las características del CHA NO YU o Ceremonia Japonesa del Té es que constituye un acto de meditación, un auténtico ritual de meditación activa, enfocado en vivir en armonía con los cambios.
Cambios que en el ancestral Japón de Sen no Rikyū (hablamos del siglo XVI, coincidiendo con nuestro Renacimiento europeo), estaban representados especialmente por los cambios generados por las estaciones, transformaciones de la naturaleza que de manera autónoma seguía y sigue su curso.
Revoluciones internas
Cambios propiciados por las revoluciones internas que vivimos todos y cada uno de nosotros, y que a través de los múltiples caminos de vida japoneses nos auto-regulan. Desde el Aikido (camino de la energía y la armonía), el Ikebana (camino de las flores), el Shodo (camino de la caligrafía), el Kaiga (camino de la pintura), junto al camino en el que se hacen presentes todos los demás: el Chado, Shado o camino del té, con sus movimientos suaves, lentos y armónicos, sus arreglos florales, su obligado kakemono…
Caminos que se cultivan en la cultura nipona para lograr el Wabi-sabi, ese lugar intangible en el que la belleza del mundo físico refleja el fluir de la vida en el mundo espiritual, poniendo atención en lo modesto, en lo rústico, en lo imperfecto… y recordando la impermanencia de las cosas.
En nuestra primera Ceremonia de este año 2021 , estrenada de deslumbrante blanco, hemos rendido homenaje al principio de la armonía (WA), y nos hemos dejado acompañar por dos Haikus de M. Benedetti:
«Los sentimientos
son inocentes
como armas blancas»
«la mariposa
recordará por siempre
que fue gusano»