Yakisugi: cuando el fuego transforma lo esencial
En el corazón de la tradición japonesa, el Yakisugi —también conocido como Shou Sugi Ban— es una técnica ancestral de conservación de la madera que consiste en quemar su superficie para protegerla del tiempo, de los insectos, del agua… y de la banalidad.
Este método, nacido en el siglo XVIII en las costas de Japón, transforma la madera mediante el fuego, progresivamente: se quema, se enfría con agua, se cepilla y se nutre con aceites naturales. Lo que queda es una superficie profundamente negra, texturizada, con alma. Una madera atravesada por la llama resulta más sabia, más fuerte, más silenciosa.
Más allá de lo funcional, el Yakisugi habla de una estética y una filosofía: la del wabi-sabi, que encuentra belleza en la imperfección, en el desgaste noble, en lo que permanece. Una filosofía que —como el té— no se explica, se contempla.
Yakisugi y Sencha-dō: el arte de la elegancia
En catacata, entendemos que cada elemento que entra en contacto con el té forma parte de su ritual, siendo especialmente en la vía del sencha —Sencha-dō—, donde la elegancia y el detalle lo envuelven todo.
Por eso, nos hemos hecho con una exclusiva bandeja de Yakisugi para nuestras ceremonias, marcada con un símbolo muy especial: la serpiente, alineada con el significado de este 2025 (Año de la Serpiente de Madera); tanto en la astrología china como en el calendario japonés (eto), esta figura representa: sabiduría, percepción, introspección, elegancia y estrategia.
La madera de la bandeja, ya de por sí transformada por el fuego, acoge el símbolo de la serpiente como si se tratara de un emblema silencioso de poder sutil. Una presencia que observa, intuye e invita. En el Sencha-dō, donde el gesto lento y la atención al detalle son una forma de meditación activa, esta bandeja encarna la sabiduría quieta de los objetos bien elegidos.
Fuego bajo tu té: ceremonia, símbolo y propósito
La Serpiente, en su versión de madera, nos habla de creatividad, adaptabilidad y pensamiento estratégico. En catacata, hemos querido que esta energía nos acompañe en cada ceremonia del té. Que esté ahí, sosteniendo con firmeza pero sin hacer ruido, como hace la tierra con la raíz.
Japón comparte esta simbología animal, aunque la expresa más desde lo cultural que desde la predicción astrológica. Aun así, Hebi (へび) —la Serpiente— es protagonista en calendarios, amuletos y celebraciones como el Oshōgatsu, el Año Nuevo japonés. Su presencia en nuestra bandeja es un puente entre culturas, entre tradiciones que comparten una misma devoción por lo invisible, por lo percibido.
Servir sencha sobre esta bandeja no es solo una cuestión estética: es un gesto de alineamiento, de intención. Es recordar que todo lo que nos rodea puede tener alma, si lo tratamos con respeto, con fuego y con té.







