Un té con raíces profundas
Hablar del Sencha es hablar del alma del té japonés. Nacido durante el periodo Edo, cuando los métodos de vaporizado empezaron a imponerse frente a la oxidación del té chino, el Sencha representa hoy más del 70 % de todo el té que se produce en Japón. Es el té que se bebe a diario en hogares, templos y oficinas. Pero que sea cotidiano no significa que sea simple. Detrás de cada hoja hay una historia, una montaña, una niebla matinal y manos que la entienden.
El Sencha se cultiva en regiones como Uji, Shizuoka, Yame y Wazuka (Kyoto), donde la combinación de suelos volcánicos, pendientes suaves, humedad elevada y sombra natural crean condiciones idóneas para un té lleno de vida. Los campos se ubican, a menudo, en terrazas de montaña, donde la niebla actúa como velo natural que suaviza el sol y favorece una mayor concentración de aminoácidos como la L-teanina, responsable del sabor umami tan característico.
Tras la cosecha (especialmente la primera, la más valiosa: Ichibancha), las hojas se someten a un proceso de vaporizado corto para frenar su oxidación, se enrollan para concentrar sus jugos, y se secan lentamente. Este método, único en Japón, conserva la frescura vegetal del té como ningún otro.
Perfil sensorial, propiedades y momentos de consumo
El Sencha tiene algo que hipnotiza: su licor, de un verde luminoso, es un equilibrio casi imposible entre dulzor natural, umami elegante y una sutil astringencia que limpia el paladar. Según su tipo —kabuse (sombreado), asamushi (vaporizado ligero) o fukamushi (vaporizado profundo)—, el sabor puede ir de lo etéreo a lo cremoso, del pasto fresco y verde luminoso, del campo recién cortado, a la sopa dashi.
A nivel físico, el Sencha es una pequeña píldora de bienestar: Estimula sin agitar. Calma sin adormecer. Es el té de la lucidez. Rico en catequinas (antioxidantes), L-teanina (relajante natural sin somnolencia, mejora del enfoque), vitaminas A y C, y teína en dosis moderadas. Y por si fuera poco, es un té con que con el que puedes cocinar, sí una vez infusionado las hojas se pueden comer, aprovechando así su aportación de fibra.
¿El mejor momento para tomarlo? Como ritual matinal si deseas empezar el día con algo más sutil que el café. A media mañana, cuando tu energía baja un poco y tu mente necesita claridad. Después de comer, para favorecer la digestión y limpiar el paladar. A media tarde para recuperar la energía y focalizarte…
Sencha Dō: el camino de la infusión perfecta
Pocas personas saben que existe una ceremonia del Sencha, diferente a la archiconocida Chanoyu (centrada en el matcha). Se llama Sencha Dō, “el camino del Sencha”, y fue desarrollada por eruditos y artistas del periodo Edo que buscaban un ritual menos rígido, más intelectual y sensible.
En Sencha Dō, la atención se centra en la transparencia del licor, en la infusión precisa, en el aroma que se libera al verter el agua a 70 ºC sobre hojas enrolladas como agujas. Es una ceremonia íntima, casi poética, donde se honra tanto la técnica como el momento compartido.
En definitiva, el Sencha no es solo un té: es una forma de mirar el mundo. Verde, líquida y luminosa.







